Por Rafael Acosta
Es verdad ¡hoy es viernes y el cuerpo lo sabe!
Pero el espíritu, el corazón y la razón tampoco lo ignoran. Es viernes, pero queremos dar primacía a nuestras neuronas frente a nuestras hormonas.
De ahí que te invito amigo lector, a que juntos hagamos una paradita cada viernes, nos tomemos un café y hablemos un poco del ¡Maestro de Galilea!, ¡el Mesías!, el Rey de tu vida y la mía, ¡el Salvador!
Hoy iniciamos juntos esta experiencia y espero contar un poco con tu complicidad, seriedad y sentido del humor.
Te invito a que juntos hagamos este recorrido de Fe y vida.
La Fe en Jesucristo debe pasar de ser un simple indicativo a un imperativo de vida.
Cada viernes publicaremos un artículo de orden cristológico, con una aplicación práctica para nuestro caminar cristiano y humano.
Iniciemos con esta gran verdad antropológica y cristiana:
“Solo los seres humanos tenemos el deber, más aún, la obligación de plantearnos el hecho de vivir humanamente”. Esa realidad, necesaria para el ser humano en general, lo es también para nuestro ser cristiano. Hoy más que nunca necesitamos decidirnos a vivir conforme a nuestra vocación humana y cristiana. Puede parecer absurdo, pero, así como podemos “vivir” como hombres y mujeres sin llegar a ser plenamente humanos, también podemos vivir como bautizados sin llegar a ser plenamente cristianos.
Es en ese contexto donde la Cristología cobra sentido. El conocimiento de Jesucristo, debe ayudarnos a abrirnos caminos hacia la estatura a la que estamos llamados. Jesucristo debe ser el motor que mueva mi vida. Si Jesucristo cambió la historia de la humanidad y la dividió en un antes y un después, también quiere y puede cambiar tu historia.
En su autobiografía, Bertrand Russel, que no era cristiano, nos cuenta que fueron tres los motores que movieron su vida: (1) el deseo de amar y ser amado, (2) la búsqueda del saber y (3) la compasión por el sufrimiento de la humanidad.
Tú y yo seguimos a Jesucristo que es el amor encarnado, la supremacía del saber y la misericordia en su máxima expresión. Entonces debe ser Él el motor que mueva tu caminar. Deja que Jesucristo redimensione tu vida y haga religiosa su existencia.
“El maestro está aquí y te llama” (Jn 11,28)
P. Sandro Jiménez, Sacerdote de la Diócesis de San Juan de la Maguana en Azua.