Santo Domingo.- Con el regreso del torneo de baloncesto superior distrital femenino –que no se organizaba desde el 2011-, una gran cantidad de jugadoras han podido hacer su debut y demostrar sus condiciones.
Una de las que más ha impresionado es Yuleska Ramírez, dueña de un talento especial y que no dudo en demostrar al proclamarse como la líder anotadora (22.3 ppj) siendo la única que pasó el umbral de los 200 puntos (201) en la serie regular con San Carlos.
“El baloncesto femenino en República Dominicana es más agresivo, físico y muy diferente al que crecí viendo, pero pienso que hay mucho talento aquí” dice Ramírez, nativa de Baní, pero que a las seis años emigró a los Estados Unidos. Regresó durante dos años con sus hermanos y estudió en la escuela Máximo Gómez.
Sin embargo, se adaptó rápido a la forma de juego en el país ya que, además de su ofensiva, empató en el tercer lugar en rebotes (10.6) y en segundo en porcentaje de campo (46 %). Su demostración de coraje, valentía y determinación llamó poderosamente la atención.
Pero eso tiene una explicación. Creció jugando béisbol con su hermano y su padre en Baní, jugaba y “aparaba” con los compañeros de su padre en el softbol, pero nunca se integró a ningún equipo femenino al no conocer ninguno.
“No llegué al baloncesto hasta el sexto grado lo cual se consideraba tarde ya que muchos empiezan a jugar desde 5 ó 6 años. Como toda mi vida, empecé jugando con los varones. Me encantaba, sabía que si era buena que eso me daría una ventaja cuando jugara con las hembras ya que los varones son más agresivos”, admite la jugadora de 22 años y 5-7 de estatura, pero de un juego que parece que tuviera al menos seis pies.
Asistió a Tobin School en Cambridge, Massachusetts, al igual que a la Amigos School durante la escuela intermedia. Después estuvo en Cambridge Rindge and Latin School durante la secundaria.
En la escuela secundaria jugó también softbol y voleibol. Luego ingresó con una beca para jugar baloncesto en la universidad en Indiana, Fort Wayne (Division I NCAA). Después del primer año se trasfirió a Emmanuel College en el corazón de Boston, donde jugó básquetbol y softbol por los próximos tres años.
“Creo que le puedo aportar mucho a la selección ya que tuve la oportunidad de ganar dos campeonatos en la universidad y avanzar a la Locura de Marzo en el 2018 y 2019” dice la fogosa jugadora, quien aprovechó su estadía en el alto centro de estudios para graduarse en mayo del año pasado con una licenciatura en Justicia Criminal.
Como creció con su madre Santa Tejeda en los Estados Unidos y su padre Ruddy Ramírez se quedó en el país no fue sino hasta la semana pasada cuando su progenitor la pudo ver en vivo jugando al baloncesto. Fue un reencuentro luego de 10 años sin verse.
“Puedo aportar especialmente mi atletismo, orgullo y voluntad de hacer lo que sea necesario para ayudar a ganar. Me interesa mucho jugar en otros eventos ya que es un gran orgullo representar a mis raíces y país”, añade.
Dice que toda su familia la apoya, pero su hermano y ella siempre fueron los únicos aficionados a los deportes por lo que “él siempre me ha apoyado mucho más ya que entiende lo que significa ser atleta”.
Debutó con la selección nacional en el pasado Centrobasket donde el equipo criollo se alzó con la medalla de bronce. Llegó al equipo por medio de su amiga Elemy Colomé, su “vecina” en Boston y otra que tuvo su primera experiencia en la justa celebrada en Puerto Rico. Ahora se prepara con la preselección con miras a la AmeriCup del próximo mes también en Puerto Rico.
“Siempre he dicho que jugaré baloncesto mientras mi cuerpo me lo permita y seguiré diciendo eso. Quiero tener una carrera larga. Después de que termine con la selección, espero poder jugar en algún lugar de Europa o en cualquier parte del mundo”, expresa confiada la dura jugadora.
Fuente: Listín Diario