Diócesis de San Juan de la Maguana celebra misa Crismal este martes Santo

Por Rafael Acosta

San Juan de la Maguana.-  Decenas de sacerdotes, diáconos y religiosas de la Diócesis de San Juan de la Maguana participaron en la tradicional Misa Crismal, la cual fue encabezada por su obispo, monseñor Tomás Alejo Concepción y concelebra por el obispo emérito monseñor José D. Grullón Estrella.

La actividad inició a las 10:00 AM, con la procesión de decenas de sacerdotes pertenecientes a la diócesis, que como cada año acuden a la Catedral San Juan Bautista.

En la homilía el obispo de la Diócesis de San Juan de la Maguana, Mons. Tomás Alejo Concepción, después de haber saludado al obispo emérito de la diócesis de San Juan de la Maguana, Mons. José D. Grullón E., a los diáconos, religiosas y religiosos y a todos los laicos comprometidos, tanto a los presentes como a los que fueron partícipes a través de Radio Corazones 91.5, 88.7 FM y radicororazones.net, la emisora de la diócesis, dio las razones del porque dos de nuestros sacerdotes no se encontraban presentes en tan solemne celebración.

El obispo hizo referencia al porqué de la celebración en este Martes Santo, se refirió a las vocaciones a la consagración tanto sacerdotal como de los Santos Óleos que se bendijeron en dicha misa.

El Sacerdote debe tener presente que su principal misión es anunciar a Jesús Sumo y Eterno Sacerdote, culminó el prelado católico.

Durante la solemne celebración los sacerdotes renovaron sus promesas y fue consagrado el Santo Crisma y bendecidos los santos óleos que utilizarán las parroquias para el bautismo, la confirmación y la unción de los enfermos.

La Misa Crismal que celebra por razones pastorales la Diócesis de San Juan de la Maguana cada martes Santo, y no a manera de pórtico del Triduo Pascual el Jueves Santo, es valorada por los fieles como un innegable signo de comunión de esta Diócesis del Sur.

Por ser la Diócesis de mayor extensión territorial del país, esto facilita que los presbíteros puedan regresar a sus parroquias sin descuidar ninguna de sus responsabilidades pastorales en la Semana Mayor.

Homilia íntegra del Obispo de la Diócesis de San Juan de la Maguana, Mons. Tomás Alejo Concepción en misa Crismal

Muy buenos días hermanos todos en el señor! su excelencia monseñor José Dolores Grullón Estrella, nuestro obispo emérito de aquí de nuestra diócesis, a todos nuestros hermanos sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas y a todos aquellos que nos escuchan a través de Radio Corazones. Saludamos de manera especial a los sacerdotes que por distintas razones no están con nosotros, al padre Rodolfo de Jesús De León Del Carmen, que se encuentra estudiando en Roma y al padre Melanio Colás González, que está en recuperación de salud.

Un año más como diócesis nos reunimos para celebrar con el obispo la misa crismal en la que Jesús instituyó el sacerdocio y la Eucaristía, que nosotros por razones de distancia lo hacemos el martes Santo. “Este día jueves Santo”, es maravilloso para toda la iglesia y para cada uno de nosotros, en particular los sacerdotes que después de haber sido consagrados a Dios por el bautismo, se nos ha llamado por voluntad del que nos llamó, Jesús, al sacerdocio ministerial. Esta llamada es un don y una tarea ya que la consagración se vive y se cultiva en el diario vivir de nuestras tareas apostólicas viviendo solo para el señor y la iglesia.

También hoy se consagran los aceites para ungir a los que van a recibir el bautismo y la confirmación y el de los enfermos para consagrar y santificar al pueblo de Dios.

En las lecturas que hemos escuchado, que hemos programado en el día de hoy, el Profeta Isaías pone a Jesús como el ungido y el enviado consagrado para Dios, para dar buena noticia y proclamar la libertad, también nosotros los sacerdotes somos pertenencia de Dios, enviados por Dios, consagrados por Dios y por Dios y para Dios, que es la raíz de toda fidelidad y alegría vocacional.

En el trabajo Pastoral el señor va haciendo maravillas con su pueblo a través del sacerdote y su ministerio, el sacerdote debe tener presente que su primera misión es llevar la buena noticia, está para consolar, animar, liberar, es decir proclamar la libertad a los que carecen de ella en una palabra, es llevar con la palabra de Dios la liberación del pueblo oprimido y proclamar el año de gracia del señor y así se llamarán sacerdotes del señor, su recompensa o salario será la fidelidad y el gozo de haber recibido este ministerio y merecido, pero sin faltarle nada por el camino, los que nos vean reconocerán en nosotros que somos verdaderos elegidos de Dios y transmisores de su reino. Queridos hermanos sacerdotes siendo así, los que están comenzando debieran tener la alegría del recién Unido, y los más viejos la gracia continúa de querer renovar nuestro ministerio, aunque Cada día este ministerio se hace más exigente por los desafíos de la sociedad y las situaciones que se ponen a la orden del día, el señor pone de nuevo a resonar en nuestro interior “yo soy no tengan miedo”, no olvidemos los coloquios de oración con fines y gestos de su presencia en las celebraciones litúrgicas que celebramos constantemente llevando una vida entregada y oblativa en el trabajo Pastoral para que el reino de Dios crezca entre nosotros.

Hay que evangelizar sin descansar y formar a los laicos para que asuman la tarea apostólica en su compromiso de bautizados, les recuerdo a los laicos que ustedes en la parroquia son más que el sacerdote que es un solo. Esta sea su responsabilidad compartida y así la parroquia no carezca de nada para que el reino de Dios llegue a todos y a plenitud ya que el sacerdote sin el apoyo de los laicos no se realizaría a plenitud.

El Papa Francisco propone un nuevo estilo de parroquia a partir de este tiempo, sin hogar, que laicos y presbíteros caminemos fuertes en el testimonio del amor de Dios, de su reino entre nosotros, que se concretiza y se realiza en la comunidad parroquial haciendo partícipe a todos, escuchando al Espíritu Santo por donde quiere conducir a la iglesia, para eso se necesitan acciones apasionadas por el reino de Dios y no acostumbrado a lo ordinario de cada día, sino hacer de lo ordinario lo extraordinario del ministerio sacerdotal, es preciso una vocación clara y firme, que dé respuestas a las situaciones de la sociedad actual, que si por un lado busca los deseos mundanos, por otro lado desea encontrar un faro de luz que le lleven a la verdad.

Jesucristo es el Buen Pastor, sumo y eterno sacerdote, pastor nuestro, nos invita a renovar una vez más las promesas sacerdotales ante su obispo y todo el pueblo de Dios.

Esta eucaristía igual que todas tienen una connotación especial porque se trata precisamente del amor que Él (Jesús), siente por su iglesia, dando sus propio sacerdocio para seguir permanentemente y actualmente de forma eficaz a través de este sacramento e indigna persona, queridos sacerdotes en este día los invito a recordar con alegría el día en que comenzamos a sentir la llamada y la elección de nuestra vocación, el lugar, las circunstancias, el ambiente y las personas que puso en el camino para confirmar más en nosotros la conquista de su llamado. Constantemente vemos tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, suenan las palabras sobre el llamado: en el Antiguo Testamento la vocación de Samuel en Jeremías 1:5 y en el Nuevo Testamento aparece, puso los ojos, todavía es más profunda, precisa el lugar y la hora y dice ¿dónde vives? Él les dijo: “vengan y lo verán” y se quedaron con Él, no describe un lugar específico ni físico, están con Él, es la única razón, pasión por el reino y el anuncio del mismo que se realiza en lo humano y en lo divino y en toda persona para su salvación, la misión del sacerdote primero es el anuncio como decía anteriormente del Evangelio, buena noticia que abre las mentes y el corazón y hace discípulos de Jesús a todos los que escuchan y lo aceptan, ese evangelio nos libera de la esclavitud y nos hace libres.

Las comunidades cristianas y a los presbíteros les invito a seguir insistentemente orando y promoviendo las vocaciones tanto al sacerdocio como a la vida consagrada, para que el señor asista siempre a su iglesia con muchas y santas vocaciones.

Agradecimientos por los gestos de desprendimiento con los seminaristas

Agradecemos a todos los fieles, parroquias y comunidades, los gestos de afectos y efectos afectivos y efectivos por la primera obra de la iglesia como es el seminario, agradezco de corazón a los sacerdotes que se esfuerzan por unir con los fieles la cuota que se le asigna y que sean esas parroquias y los sacerdotes bendecidos, los fieles se alegren cuando sus párrocos han cumplido con ese deber y de seguro que estos fieles colaboran más con abundancia para sostener las obras que llevan a sus parroquias.

Encomendamos nuestro ministerio sacerdotal a la santísima virgen María, madre de Jesús Sumo y Eterno Sacerdote y madre nuestra, que nos ayude a llevar a cabo lo que un día comenzamos, así sea.

Sobre la misa crismal

¿Qué es la Misa Crismal?

Es la celebración en la que, presidida por el Obispo y concelebrada con los presbíteros de la diócesis, se consagra el Santo Crisma y bendice los restantes óleos (aceites) de los catecúmenos y de los enfermos. El rito de esta misa incluye la renovación de las promesas sacerdotales. Tras la homilía, el obispo invita a sus sacerdotes a renovar su consagración y dedicación a Cristo y a la Iglesia. Juntos prometen solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros, enseñar y ofrecer el santo sacrificio en su nombre y conducir a otros a él.

¿Para qué se celebra?

Con el Crisma consagrado son ungidos los nuevos bautizados y son signados los que reciben la confirmación. Con el óleo de los catecúmenos se preparan y disponen para el bautismo los mismos catecúmenos. Con el óleo de los enfermos, éstos son aliviados de sus enfermedades.

¿Cuándo se celebra?

Ordinariamente esta misa se celebra en la catedral de cada diócesis el Jueves Santo; pero, por razones de conveniencia pastoral, se puede adelantar a uno de los días de la Semana Santa. Haberla fijado el Jueves Santo no se debe al hecho de que ese sea el día de la institución de la eucaristía, sino por una razón práctica: poder disponer de los santos óleos, sobre todo del óleo de los catecúmenos y del Santo Crisma, para la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana durante la Vigilia Pascual.  

¿Qué efectos tienen?

Óleo de los catecúmenos: se extiende el efecto de os exorcismo, se habla de fortaleza en la lucha de la vida cristiana, a la que los catecúmenos se preparan al recibir el bautismo. La oración de bendición dice: Bendice este óleo y concede tu fortaleza a los catecúmenos que han de ser ungidos con él, para que al aumentar en ellos el  conocimiento y de las realidades divinas y la valentía en el combate de la fe, vivan más hondamente el evangelio de Cristo, y emprendan animosos la tarea cristiana.

Óleo de los enfermos: Confiere a los enfermos, como atestigua la carta de Santiago el remedio de la enfermedad, para que sean aliviados físicamente y les sea restituida la salud. En la bendición de la Misa Crismal se dice: Bendice este óleo para que cuantos sean ungidos con él sientan en cuerpo y alma tu divina protección y experimenten alivio en sus enfermedades y dolores.

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